martes, 2 de febrero de 2016

RECURSOS Y ECONOMÌA DE AMÈRICA


Diversidad económica

En la actualidad, se puede reconocer 3 tipos de sistemas económicos en Latinoamérica que, si bien pueden mantener contenidos generales y mantener espectros de simbiosis tienen economías que siguen una línea predeterminada; en esto se reconocen los netamente capitalistas, economías abiertas, los cuales se basan en el modelo del libre mercado: países como Chile, México, Colombia, Panamá y, en menor medida, Perú, que siguen los modelos económicos de Estados Unidos y Europa.Por otro lado, existen los países que, si bien sostienen una estructura de apertura al mundo, son claramente proteccionistas, modelos más socialdemócratas o de economías mixtas en diferentes magnitudes: el caso de Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Bolivia,Paraguay y Costa Rica. Finalmente, existen aquellos países que sostienen economías cerradas, o con muy poca relación de libre mercado, manteniendo relaciones económicas con países exclusivos de sus bloques, con clara tendencia al modelo económico marxista: el caso de Cuba y, en menor medida, Venezuela y Nicaragua que, a pesar de sostener modelos económicos semi-cerrados, mantienen relaciones comerciales con las potencias del capitalismo: Estados Unidos y Europa.

América tiene reservas de abundantes [muchas] y diferentes recursos naturales debido a su tamaño y variedad de paisajes. Estas riquezas naturales mantienen las economías de los países del continente y de sus habitantes. Los recursos naturales más importantes de América son: los minerales, los hidrocarburos, el suelo agrícola y ganadero, los recursos forestales y pesqueros.


La actividad agrícola

La agricultura latinoamericana, si bien no alcanza a cubrir las necesidades de una población en constante crecimiento, posee una importancia fundamental, tanto por la cantidad de población empleada como por su participación en las exportaciones


En cuanto a la producción agrícola, una variada gama de cereales se cultivan, con rasgos muy diferentes, en todos los países de América latina, predominando trigo, soja, maíz, cebada y arroz. Por su parte, los cultivos tropicales y de plantación, como caña de azúcar, café, banana, cacao, algodón y tabaco se desarrollan en toda América Central y algunos países de Sudamérica.

La actividad agrícola presenta en Latinoamérica las siguientes características generales:

-baja participación en el producto bruto interno de cada país, salvo excepciones,

-grandes volúmenes dedicados a la exportación,

-importante cantidad de población empleada, aunque en disminución,

-desequilibrios en la tenencia de la tierra,

-aumento del uso de plaguicidas y fertilizantes,

-nivel tecnológico medio,

-elevado número de campesinos sin tierras, éxodo rural, bajo nivel de vida de la población campesina.

Actualmente la gran explotación sigue caracterizando el paisaje rural latinoamericano; sin embargo este paisaje se ha transformado y se ha hecho cada vez más complejo, aún en países muy distintos entre sí. Un importante factor para la transformación de gran parte del sector agrario latinoamericano es el desarrollo tecnológico, sobre todo a partir del desarrollo y difusión de la denominada revolución verde. Se conoce con este nombre al proceso de incorporación de nuevas tecnologías en la producción agraria con la finalidad de incrementar su volumen. Estas tecnologías provienen fundamentalmente de los países desarrollados desde mediados de los años 70. Entre ellas se destaca la creación de variedades vegetales de alto rendimiento. Su correcto desarrollo exige condiciones de cultivo muy especiales, que requieren el uso de fertilizantes, plaguicidas y a veces, riego artificial; es decir necesitan importantes inversiones de capital que no siempre están al alcance de todos los productores.

El uso de los abonos químicos incrementa la producción durante los primeros años, pero al cabo del tiempo para conseguir la misma producción se necesitarán más fertilizantes de origen químico, hasta el punto de convertirse la actividad agrícola en un foco contaminante de primer orden. Las aguas procedentes del riego o las de lluvia, que lavan la superficie agraria, arrastran compuestos nitrogenados, sales de potasa y fosfatos que llegan a las aguas subterráneas y a los ríos, deteriorando o haciendo desaparecer los ecosistemas naturales. Al uso de fertilizantes químicos y a
las prácticas agrícolas en régimen de monocultivo va asociado el empleo masivo de plaguicidas contra los parásitos que destruyen las cosechas o de animales herbívoros que arrastran los cultivos. Al igual que los abonos químicos, el problema de los plaguicidas es un callejón sin salida, puesto que para conseguir un mismo nivel de producción hace falta cada año aportar mayores cantidades, con lo cual aumenta el impacto ambiental. El uso de estos componentes químicos con frecuencia puede generar un “envenenamiento del suelo” y provocar desertificación. Muchos de éstos plaguicidas, además poseen efectos perjudiciales para otras especies, incluida la humana como ha podido demostrarse con el DDT.

Una de las causas del uso de los fertilizantes es la práctica del monocultivo, en el cual se siembra reiteradamente el mismo vegetal sin alternar el uso del suelo entre una y otra temporada, con el cultivo de otros granos o la práctica de la ganadería. Las consecuencias son la pérdida de nutrientes del suelo y la extensión de ciertas plagas.

>>Principales transformaciones ambientales en el agro pampeano

En los últimos años, diferentes estudios demuestran que la expansión de la agricultura por reemplazo de la ganadería, así como su intensificación a partir del doble cultivo anual, provocó una serie de problemas ambientales en el área pampeana, el principal de los cuales es el deterioro de los suelos.

El laboreo continuo durante todo el año impide que el suelo descanse; de esta manera, pierde más rápidamente sus nutrientes. Además, el laboreo realizado siempre a igual profundidad provoca la compactación del suelo -conocida como “piso de arado”-, que lo impermeabiliza; así, se dificulta la infiltración del agua de lluvia y aumenta su escurrimiento superficial, potenciando la erosión hídrica del suelo.

Esa situación es particularmente grave en la pampa ondulada, situada en el norte de la provincia de Buenos Aires y en el sur de la provincia de Santa Fe; esta área es una de las más fértiles de la zona pampeana y, por ello, una de las más utilizadas desde fines del siglo pasado para la actividad agrícola. En la cuenca del río Arrecifes, sobre todo, 600.000 ha presentan distintos grados de erosión hídrica, con pérdidas de varios centímetros de tierra fértil.

b-La actividad ganadera


La ganadería es la actividad que ha tenido un mayor impacto ambiental en América latina, debido a su bajo nivel de tecnificación y a su expansión en desmedro, en los últimos años del siglo XX, hacia nuevas áreas no relacionadas con esa actividad, como las superficies de las selvas y los bosques naturales. Las tierras ganadas se destinan a ganadería extensiva para producción de carne.

La ganadería bovina se desarrolla principalmente en la Argentina, Uruguay, Brasil, México y Venezuela. En estos países adquirieren gran importancia las industrias derivadas, fundamentalmente la industria frigorífica elaboradora de carnes enfriadas, congeladas y enlatadas, cuyo principal destino es la exportación. La Argentina, Brasil y Uruguay son los tres grandes exportadores de carne de América latina. Las industrias lácteas, de menor importancia en general, ocupan un renglón muy destacado en la Argentina.

En Chile, Perú y Bolivia tienen preponderancia los ovinos y los camélidos (llamas, alpacas, vicuñas y guanacos), que se crían en las zonas montañosas. Estos últimos prosperan también en el noroeste argentino. A partir de las pieles y cueros de estos animales se desarrolla toda una industria artesanal de subsistencia (tejidos, mantas, tapices, etc.). El ganado porcino por su parte se cría en Ecuador, Argentina, México, Chile, Brasil, Venezuela y Paraguay.

Los animales domésticos en sí mismos no constituyen un elemento perturbador del medio, pero al no estar sujeta la ganadería a las reglas naturales que regulan la existencia de todo animal en la naturaleza y al ser objeto de una cría en régimen de “monocultivo”, por analogía con el mundo vegetal, se convierten a menudo en un factor que incide muy negativamente sobre el medio ambiente.

El problema causado por la presencia del ganado doméstico o de las aves de corral es similar al de las plantas cultivadas. En primer lugar está su necesidad de espacio, creciente a medida que han ido aumentando las necesidades de las poblaciones humanas. En los países latinoamericanos se recurre a la creación de pastos, para lo cual se alteran los ecosistemas naturales, a diferencia del régimen de estabulación utilizado en países desarrollados.

Grandes extensiones de selva son aniquiladas para que en ellas crezca la hierba con la que alimentar el ganado, cuya carne se exportará a los países más ricos. El 50% de las selvas del Amazonas han sido deforestadas para sembrar nuevos pastos. La necesidad de éstos y de cercados para mantener el ganado va reduciendo el hábitat de la fauna autóctona, poniendo a menudo en grave peligro de extinción a especies antaño abundantes.

Por otro lado está la destrucción física de los posibles enemigos del ganado, bien depredadores directos o competidores indirectos, que caen víctimas de las campañas de exterminación de ganaderos sin crepúsculos. En México, a partir de los años 50, se realizó una campaña de exterminio de los lobos mexicanos porque los ganaderos argumentaban que perdían sus becerros, vacas, caballos y burros debido a los ataques de estos cánidos. A principios de 1990 algunos autores consideraban que sólo quedaban 10 lobos en libertad.

Las prácticas ganaderas extensivas suponen un serio peligro para la flora y la fauna autóctonas de cualquier región pues, al empobrecer la primera y destruir el hábitat de la última, impiden que los mecanismos de regulación y recuperación normales de las poblaciones silvestres compensen las pérdidas provocadas, conduciendo a un progresivo deterioro del ecosistema y a un peligroso empobrecimiento en especies, que a largo plazo puede llevar a consecuencias desastrosas. El sobrepastoreo del ganado doméstico es un peligro añadido a la acción de los diversos contaminantes, agotando la vegetación más allá de sus límites de recuperación.

La actividad ganadera, además, no es nada benevolente con los recursos hídricos, los cuales son contaminados con deshechos animales, antibióticos, hormonas, productos para curtiembres de cuero, etc.


>>Problemas ambientales en Latinoamérica derivados de la ganadería


Según la FAO, el acelerado crecimiento del sector pecuario de la Región, la mayor exportadora mundial de carne bovina y de ave, requiere un nuevo enfoque sustentable.

La expansión pecuaria de América Latina está ejerciendo una presión creciente sobre los recursos naturales y el medio ambiente de la Región. Actualmente, la producción pecuaria de América Latina y el Caribe se enfrenta a las presiones de la globalización y el crecimiento de la demanda mundial por alimentos de origen animal.

El sector pecuario ha crecido durante los últimos años a una tasa anual cercana al 4 %, muy superior a la tasa promedio de crecimiento global del 2.1%. Su contribución al PBI agropecuario de la Región es de alrededor del 45%, mientras que el valor de la producción anual alcanza 79 mil millones de dólares. Este acelerado crecimiento ha permitido que América Latina se convierta en la Región que más exporta carne bovina y carne de ave a nivel mundial, tendencia que, según estudios prospectivos sectoriales, se mantendrá durante los próximos 15 años.

“Sin embargo, estos indicadores positivos contrastan con las preocupantes cifras de pobreza, deforestación y degradación de recursos naturales, pérdida de biodiversidad, contaminación y vulnerabilidad al cambio climático a las cuales se enfrenta la Región”, señaló el Oficial Principal de Producción y Sanidad Animal de la FAO, Tito Díaz.

Estos procesos de degradación han sido asociados a fenómenos tales como la concentración de sistemas ganaderos de subsistencia en zonas vulnerables, la ganadería extensiva en regiones con altas tasas de deforestación, y la intensificación de los sistemas de producción agroindustriales con su consecuente compactación de suelos, disminución y contaminación del agua y sus altos niveles de producción de metano y otros gases de efecto invernadero.

Los procesos de deforestación y ampliación de la frontera ganadera son más acentuados en países de la región andina y de la cuenca amazónica como Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela y los estados de la región amazónica de Brasil.

Este complejo contexto de factores asociados con la producción ganadera y la degradación del medio ambiente plantea la necesidad de fortalecer los marcos de políticas públicas, las capacidades institucionales normativas y operativas, y el recurso humano técnico y administrativo de los países. Para asegurar prácticas sustentables se debe capacitar a pequeños y medianos productores para que adopten tecnologías y prácticas apropiadas, aumentar la conciencia del sector productivo agroindustrial y sensibilizar a los tomadores de decisión, productores y consumidores para que favorezcan una ganadería sostenible.

c- La actividad minera


América latina posee una buena dotación de recursos mineros y sus países son importantes exportadores. Estas riquezas constituyen la viva expresión del gigante andino en la región.

Los rubros más destacados son: cobre, estaño, bauxita y zinc. Brasil, México, Perú, Chile, Argentina, Bolivia y Venezuela cuentan con las mayores reservas minerales. La producción de estos países (con excepción de la Argentina) tiene una magnitud considerable en el contexto regional e internacional. Tal es el caso de Chile, primer productor mundial de cobre, y de Brasil, cuya producción de hierro ocupa el segundo lugar a nivel mundial. Las divisas percibidas por la exportación de minerales inclinan positivamente la balanza comercial de estas naciones, especialmente de Bolivia, Perú y Chile. Este volumen de divisas es inferior al potencialmente alcanzable ya que en muchos países latinoamericanos los minerales extraídos se exportan, en su mayor parte, como materia prima, en bruto. La transformación de estos minerales en metal refinado permitiría aumentar su valor en el mercado internacional y dar trabajo a la población del país.

Por otro lado, algunos países comenzaron la producción minera para desarrollar sus actividades industriales, como el caso de Brasil.

Un problema fundamental, al que se enfrentan muchos países de la región, es la escasez de capitales y medios técnicos para llevar adelante las tareas de prospección y explotación de los yacimientos mineros del subsuelo.

Las condiciones de trabajo suelen ser muy riesgosas tanto para los trabajadores de las minas como para los de las fundiciones; este tipo de producción también deteriora el medio ambiente.

Para la ecología, el aspecto de la minería que reviste más importancia, al margen de factores económicos o técnicos, es el impacto que produce sobre el medio. Aunque las modernas tecnologías permiten, en principio, reducir al mínimo los efectos contaminantes, los costes de la restauración del entorno son muy elevados, y las compañías mineras optan por técnicas más convencionales, que resultan más económicas pero contaminantes. Éste es uno de los principales motivos de preocupación entre los medios conservacionistas antes los continuados intentos de dichas compañías de explotar recursos en todo tipo de ecosistemas, ya que las prometidas “técnicas limpias” resultan en la práctica una mera tapadera publicitaria.

Atendiendo este aspecto las explotaciones mineras se pueden clasificar en dos grupos: las subterráneas y las realizadas a cielo abierto.

Las explotaciones subterráneas consisten básicamente en la excavación de pozos y galerías horizontales a profundidad variable. Al desarrollarse la vida sólo en la superficie del planeta, la actividad subterránea no afecta, en principio, al ecosistema terrestre. Sin embargo, hay una serie de elementos auxiliares que sí pueden ser perjudiciales para el medio. En primer lugar las calderas y los generadores de energía, que pueden contaminar el aire. En segundo lugar están las escombreras, donde se acumulan los residuos de explotación, y por último los lavaderos de mineral, cuyo impacto llega en ocasiones a ser aniquilador, como ocurre en varios ríos de Latinoamérica.


Las explotaciones a cielo abierto afectan directamente al suelo y con ello toda posibilidad de vida vegetal y animal. Implican la destrucción absoluta de los ecosistemas donde suelen encontrarse los minerales, provocando una degradación irreversible en calidad y cantidad de los recursos del suelo, bosque, agua y de los ecosistemas y de los bienes y servicios que estos proporcionan. A menudo tienen forma de cráter del que va extrayéndose el mineral, al tiempo que se acumulan los escombros producidos. Al extenderse horizontalmente, pueden alcanzar dimensiones notables. En la Argentina, se encuentra la mina a cielo abierto La Alumbrera, en la provincia de Catamarca. En Belén, la ciudad donde se encuentra, como producto de la contaminación los sembríos se secaron, los animales se mueren o padecen de enfermedades que antes no se conocían, aumentaron los casos de cáncer y problema respiratorios, y cayó un 70% la producción agrícola. A ello, hay que agregar los derrames de sustancias tóxicas.
AMÉRICA ANGLOSAJONA

La población es eminentemente urbana, más del 75% de la población vive en ciudades y sus periferias.

Las personas que viven en los suburbios poseen casa propia y van a sus trabajos en autos.

Tiene un desarrollo armónico de todos sus sectores económicos y grandes recursos naturales. Está favorecida además por la abundancia de carbón y minerales de hierro.

La base de la economía es la industria. Las locomotoras, el material ferroviario, los electrodomésticos, las computadoras y el sector automotor son industrias ampliamente desarrolladas.

La esperanza de vida es de 75 años.

Las actividades agrícolas y ganaderas son de alto rendimiento debido al uso de tecnología adecuada y a que la mayoría de las tierras son de riego.

La mayoría de la población es de origen europeo que habla inglés o francés y tiene minorías de población india.

En fin, los países de América Anglosajona tienen un alto nivel de vida y desarrollo industrial y científico.



En america anglosajona , los recursos forestales provienen del bosque frio de Canadá y del bosque templado de los estados unidos. Se destaca la explotación de bosques de coníferas , la madera de coníferas es el principal insumo de numerosas industrias.
En las costas del atlántico , el clima templado permite la proliferación del bosque caducifolio.
En estas areas se realizan forestaciones, es decir que se plantan arboles de rápido crecimiento , para utilizar su madera en la fabricación de papel.En america anglosajona los ríos son aprovechados como vías de comunicación.Otra utilización importante es como fuente de agua para riego

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