jueves, 5 de noviembre de 2015

2ª PRESIDENCIA DE PERÒN



SEGUNDA PRESIDENCIA (1952-1955)

Durante la segunda Guerra Mundial, Argentina llenó sus arcas de dinero mediante la exportación de materias primas (cereales y carnes, principalmente) a los países beligerantes europeos (sobre todo a Gran Bretaña). Fue una época de gran prosperidad para el país. Sin embargo, dicha situación cambió, ya que Estados Unidos colocó sus excedentes agrícolas en Europa, lo cual generó que se limitaran las exportaciones de Argentina. Además, tras la segunda Guerra Mundial, en 1949, los mercados se retrajeron y esto trajo aparejado una gran reducción en las exportaciones argentinas (de productos primarios). Por otra parte, las reservas acumuladas se consumieron desmesuradamente, finalizando de este modo, con el período de gran prosperidad económica. La crisis toco la puerta del país. En este contexto, la oposición al peronismo creció fuertemente: los empresarios no estaban de acuerdo con los beneficios sociales que se les había otorgado a los obreros; los propietarios rurales estaban desconformes por la falta de ayuda del gobierno al sector agrario; las Fuerzas Armadas se oponían a las movilizaciones obreras y a la subordinación al poder ejecutivo; la Iglesia Católica se distanció del peronismo por su fuerte intervención en materia educativa y reaccionó ante la prohibición de la enseñanza religiosa en las escuelas.

El segundo gobierno peronista se caracterizó por el agotamiento de la política distributiva que caracterizó al primer gobierno. A causa de esto, se desata una crisis y un congelamiento de los sueldos que estaban en alza desde la primera presidencia.

Las huelgas y los conflictos sociales se generalizaron. En 1952 Perón convoca a sindicatos y empleadores al Congreso Nacional de la Productividad, con el fin de generar un proceso de diálogo social tripartito para enfrentar la crisis. El Congreso fracasa por la incomprensión de los mecanismos de diálogo social, tanto por parte de los sindicatos como de las empresas, e incluso de los propios funcionarios del gobierno peronista.

El fallecimiento de Eva Perón en 1952 constituyó un duro golpe para el régimen. Reposaba sobre sus hombros la vigilancia del movimiento obrero, y a su muerte, el presidente tuvo que desdoblar aún más su personal para asegurar su control del ejército y mantener su autoridad sobre la masa obrera.

Una difícil situación internacional con mercados cerrados, el fuerte boicot norteamericano contra nuestro país y dos malas cosechas consecutivas, obligaron a Perón a replantear su política económica.

En 1952, el gobierno decidió llevar a cabo un segundo plan Quinquenal, el cual tuvo vigencia entre 1953 y 1957.Este, planteaba básicamente como objetivo fundamental, asegurar el desarrollo de la economía social por medio de actividades que ayuden a gestar la independencia económica del país. El estado se reservaba el manejo del comercio exterior, guiado por el propósito de defender la producción Nacional y obtener términos de intercambios justos y equitativos. Su empresa estaba también orientada a la consolidación y diversificación de los mercados de importación y exportación, en los cuales, obviamente, se veía involucrado el país.

Además se hicieron algunos ajustes, que consistieron en: restringir el consumo interno, por lo cual fueron eliminados subsidios a diversos bienes de uso popular; se estableció una veda parcial al consumo de carne; y se levantó el congelamiento de los alquileres. Por otra parte se proclamó la vuelta al campo, donde el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) invirtió su mecanismo y emprendió la tarea de estimular a los productores rurales con precios retributivos. Esta política apuntaba a aumentar la disponibilidad de divisas para seguir impulsando el desarrollo del sector industrial. Sin embargo, algunas ramas del ámbito industrial (metalúrgicas, petroquímicas, entre otras) continuaban estancadas debido a la maquinaria obsoleta, el deterioro de los servicios, donde se destacaban la escasa electricidad y los deficientes transportes, sobre todo ferroviarios, los cuales no fueron renovados por el Estado.
Para desarrollar el sector industrial y salir de la crisis (la cual había generado disconformidad en los sindicatos y en el Ejército) se limitó el crédito industrial y el uso de las divisas, y se dio prioridad a las empresas grandes, sobre todo, a las industrias de bienes de capital. Otra medida consistió en el congelamiento por dos años de los contratos colectivos de trabajo. También, el gobierno, se enfocó en atraer capitales extranjeros. Un proyecto de gran importancia fue el petrolero, Argentina realizó un acuerdo con una filial de la Standard Oíl de California, que consistía en la explotación de 40.000 hectáreas en la provincia de Santa Cruz.
Todas estas medidas generaron la reducción de la inflación, y el re-equilibrio de la balanza de pagos. Pese a eso, no se obtuvieron cambios significativos en lo que respecta al agro y a la industria.

En 1955 un nuevo golpe militar derrocó a Perón quien marchó al exilio. A partir de entonces y hasta 1973 los peronistas no podrán votar por su partido. En ese período habrá dos presidentes civiles, Arturo Frondizi (1958-62) y Arturo Illia (1963-66) que intentarán impulsar el desarrollo nacional y poner fin a la proscripción del peronismo. Ambos serán derrocados por golpes militares. El golpe de 1966 llamado “Revolución Argentina”, se prolongará en el poder por siete años, hasta que la presión popular, expresada en violentas protestas como el Cordobazo y en la aparición de grupos guerrilleros, obligó a los militares a llamar a elecciones el 11 de marzo de 1973, en las que resultará electo el candidato peronista Héctor Cámpora.

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